Teorías fundamentales sobre la personalidad

Teorías fundamentales sobre la personalidad
Teoría fundamentales sobre la personalidad, psicoanálisis


Intervienen muchos y muy variados factores a la hora de plasmar en una teoría o en un modelo los enfoques desde los que se estudia la personalidad.

Ante la escasez de intentos de reunir las investigaciones realizadas hasta ahora en este campo, la diversidad de posiciones personales y escuelas que encontramos es agobiante. Todo aquel que ha reparado en algún aspecto inédito de la personalidad o que ha encontrado una nueva interpretación de la misma se considera con derecho a formular una nueva teoría.

Citaremos por lo tanto solamente los modelos fundamentales, con los que tendremos una visión o un conocimiento suficiente y a la vez profundo.

Teorías dinámicas: el psicoanálisis

La escuela más representativa de las psicologías dinámicas es el psicoanálisis. Todas las corrientes psicológicas del siglo XIX afirmaron, en general, la importancia de lo consciente, pero estas psicologías no alcanzaban a explicar fenómenos indudablemente psicológicos como las equivocaciones que se cometen y que parecen ir en sentido opuesto al que en principio desearíamos voluntariamente; el sentido o contrasentido de los sueños; los problemas sexuales, las fobias, las alucinaciones, la hipnosis, etc. Ante la falta de explicación la única respuesta era considerarlos como hechos meramente casuales y sin sentido aparente.

En los últimos años del siglo XIX se inició el desarrollo de una nueva teoría que proclamaba la existencia de un sistema inconsciente, dinámico, gobernado por leyes propias y que determinaba toda la vida psíquica. La conciencia es un estado pasajero, pero lo verdaderamente psíquico seria lo inconsciente.

Sigmund Freud, padre de el psicoanálisis


Aparece asi la psicología de lo inconsciente a través de Freud, que acuña el termino de psicoanálisis. Este término supone:

· Un método especial, empleado para la investigación de procesos psíquicos no conscientes, poca o nada accesible de otro modo. Y a partir de los datos obtenidos se diseña una determinada concepción de la psicología.

· Una terapia de las enfermedades mentales basada en esta concepción y método.

· Un intento de elaborar un esquema filosófico.

El psicoanálisis aparece como una ciencia en continua evolución, en formación. Por esta razón existen diferentes posiciones entre los psicoanalistas que podrían resumirse básicamente en dos: los que piensan que Freud marco solo un momento histórico y los que siguen fundamentalmente sus teorías. Dentro de estos últimos, existen a su vez divisiones, puesto que a lo largo de los años que Freud dedico a la investigación, modifico varias veces sus conceptos sobre diferentes cuestiones y hay quienes se adscriben a unos u otros puntos de vista.

No es por lo tanto extraño que los términos “psicoanálisis” y “psicoanalista” se utilicen a menudo de manera arbitraria, imprecisa o equivocada. Para evitar esta confusión, la Asociación Medica Británica estableció en 1929 que, “el termino psicoanálisis solo puede ser aplicado legítimamente al método desarrollado por Freud y a las teorías derivadas del uso de dicho método, por lo tanto un psicoanalista es una persona que usa la técnica de Freud y cualquiera que no la use no debe ser llamado asi. De acuerdo con esta definición y con el propósito de evitar confusiones, el termino psicoanalista está reservado a miembros de la Asociación Psicoanalítica Internacional”.

En resumen, las variaciones conceptuales del psicoanálisis a lo largo de su evolución no han sido aceptadas de la misma forma pro todos los psicoanalistas y estos aparecen agrupados en diversas corrientes. Las más importantes son:

· La ortodoxa, formada por quienes no se apartan de las ideas de Freud.

· El grupo de los que, cumpliendo las exigencias iniciales de Freud, admiten otras causas en el origen de los trastornos mentales, además de los aspectos sexuales reprimidos. Dan importancia también a las relaciones interpersonales familiares y a las relaciones entre hombre y sociedad.

Existen otras corrientes divergentes que según como se consideren podrán se llamadas o no “psicoanalítica”. 

Yo, Super Yo y Ello


Freud utilizo una serie de conceptos y términos nuevos para describir la mente humana. Según él la personalidad total está organizada en tres sistemas principales:

· El Ello o Id. Al nacer, la personalidad es rudimentaria, y está constituida en su mayor parte por impulsos instintivos que exigen ser satisfechos. A la parte de la personalidad que contiene los impulsos instintivos la llamó “Ello o Id”. Es la zona más oscura del ser, ya que es totalmente inconsciente. Es ciego, sin control, irracional, desconoce los valores morales. Para él no existe el tiempo. Está asociado con los procesos orgánicos a cuyas necesidades de expresión psíquica, muchas veces de forma inconsciente para el individuo. Es la fuente dinámica de la personalidad. Algunos de sus impulsos no se hacen conscientes directamente; muchos otros, jamás y otros, pueden expresarse a través de síntomas, sueños, etc.

· El Yo o Ego. El imperio absoluto de los instintos no dura mucho tiempo. Pronto comprende el niño que frente a los impulsos instintivos hay otro mundo, la realidad, a la cual debe adaptarse, y una parte del Ello se va moldeando y modificando por su contacto y relación con el mundo exterior. Esta parte es el Yo o Ego. El Yo es en su mayor parte consciente. Representa a la razón y a la cordura, es la organización coherente de todos los procesos psíquicos. Controla y dirige, hasta cierto punto, los impulsos del Ello. Podría compararse el Yo, en sus relaciones con el Ello, con el jinete que guía y frena la cabalgadura. Y asi como el jinete a veces es llevado por el animal, el Yo a veces es arrastrado por los impulsos del Ello. El Yo se dearrolla para actuar como mediador entre las fuerzas del Ello, que tienden a ser siempre satisfechas (se dice por esto que están regidas por el principio del placer) y las fuerzas que se imponen desde el exterior (gobernadas, por tanto, por el principio del realidad).

· El Súper Yo o Súper Ego. En el desarrollo de la personalidad se constituye finalmente un tercer sistema, al separarse una parte del Yo y observarse a sí mismo, juzgando y criticando las acciones del ser humano. Le presenta así la imagen ideal a que deber parecerse: Yo ideal.

Este Yo ideal se ha ido formando fundamentalmente debido a la influencia ejercida por los padres, maestros, medio ambiente y personas significativas para el sujeto. La repetición de las reglamentaciones familiares, especialmente, origina un proceso mediante el cual el niño se apropia del punto de vista paterno, quedando incorporado a la personalidad en formación. El Super Yo se construye progresivamente quedando constituido fundamentalmente hacia los cinco años de edad. Domina al Yo y actúa sobre él basado en los más rígidos principios morales. El sentido de culpa tiene su origen en la tensión entre Yo y Super Yo.

Estos tres sistemas se hallan en constante interacción. Solo el hombre bien equilibrado, cuyo Yo conoce la mayor parte de los impulsos del Ello, es capaz de admitir la presencia de impulsos y no tiene demasiado temor al Super Yo.

Otro concepto fundamental en la teoría psicoanalítica es el de la angustia. Freud distingue entre la angustia objetiva, la angustia neurótica y la angustia moral. 

La angustia


La angustia objetiva es una emoción penosa suscitada por el reconocimiento de un peligro real y objetivo.

La angustia neurótica al suscita el reconocimiento de un peligro imaginario procedente de las fuerzas del inconsciente. Cuando esta angustia se proyecta sobre un objetivo o situación determinado, se denomina fobia, cuando la persona es incapaz de especificar lo que causa su inquietud, su angustia se denomina angustia libre.

La angustia moral la suscita el reconocimiento de un peligro que emana de la conciencia, y se presenta en forma de sentimientos de culpabilidad o de vergüenza por lo que se ha hecho, o más a menudo por lo que se intenta hacer.

Para protegerse ante la angustia, el Yo desarrolla diversos métodos o mecanismos de defensa. 

· Identificación: la persona se identifica a si misma con alguien que le parece deseable o admirable, con alguien invulnerable al peligro que causa la angustia del sujeto: el padre, la madre, algún maestro.

· Represión: se limita a impedir que la situación origen de la angustia se haga consciente.

· Sublimación: un objetivo que no puede satisfacerse directamente pasa a ser sustituido por otro socialmente más aceptable.

· Proyección: se atribuye a alguien o a algo externo a la persona el origen de la angustia

· Formación reactiva: un impulso inquietante se convierte en su opuesto, por ejemplo: cuando su hermano supuestamente por amor sobreprotege excesivamente a otro, de una manera fanática, sin dejarle ninguna libertad y ello esconde en realidad odio y envidia.

· Regresión: retirarse a una etapa anterior del desarrollo en la que existía mayor seguridad, en la que no surgía la angustia que se experimenta, se da más o menos intensamente en el embarazo (manifestándose como la necesidad de protección, en situaciones de crisis, etc).

Debido a que los pacientes neuróticos le enseñaron que sus dificultades comenzaban en la infancia, Freud elaboro una teoría acerca del desarrollo de la personalidad infantil.

Las pruebas a favor de su teoría procedían, en gran parte, de las explicaciones retrospectivas de los adultos; al principio se apoyaban muy poco en observaciones directas de los niños, cosa que los psicoanalistas corrigieron posteriormente.

De esta forma descubrió que la sexualidad no surge repentinamente en la pubertad, existe desde siempre. Freud fue el primer psicólogo que tuvo en cuenta sistemáticamente los placeres y los problemas que para todo niño representan sus orificios orgánicos. Las satisfacciones sexuales del niño proceden de diferentes zonas erógenas en diferentes edades. En circunstancias poco afortunadas, el individuo puede quedar fijado en una etapa infantil y desarrollar solamente rasgos de la personalidad que corresponden a ese nivel en concreto.

La primera zona erógena es la boca, que proporciona al lactante la primera sensación de placer al succionar y más tarde al morder. Si durante este estadio una cantidad de energía psíquica se fija en la zona oral se producirá en el adulto una personalidad dependiente o agresiva en sentido oral, escarnio verbal, sarcasmo, cinismo, y otras expresiones típicas de este tipo de agresión.

Pero en el curso normal del desarrollo, la satisfacción sexual pasa de la boca al otro extremo del tracto digestivo; el niño comienza a experimentar placer en la zona anal. Se producen dos comportamientos retención y expulsión de las heces. Si hay algún conflicto importante durante este periodo de la educación intestinal, la persona puede crear un carácter anal retentivo, aseado, limpio, constreñido, exigente, o bien un carácter anal expulsivo, dejado, sucio, destructor, derrochador.

La siguiente etapa tiene lugar cuando los impulsos eróticos se desplazan a la zona genital, entrándose a la etapa fálica. El niño comienza a sentir impulsos sexuales en la relación con su madre y se despiertan en él celos de su rival, el padre. Por la similitud con la leyenda griega de Edipo (que sin saberlo, mato a su padre y se casó con su madre) Freud denomino a esta situación “Complejo de Edipo”: consiste en que, según Freud, el niño tiene normalmente miedo de que su padre le castre como castigo a sus deseos incestuosos; esta angustia de castración le lleva a reprimir tanto su deseo hacia la madre como su hostilidad hacia el padre. En este momento el niño se identificara normalmente con el padre adoptando los valores y la moralidad de ambos progenitores que constituirán su Super Yo. En el caso de la niña loas cosas suceden de manera similar aunque con algunas modificaciones que complejizan la situación.

Complejo de Edipo, Sigmund Freud


Siempre según Freud, cuando se atraviesan normalmente estas fases, se pasa tras un periodo de latencia (de los cinco a los doce años) a la fase final, adulta, de la sexualidad genital, caracterizada por una relación satisfactoria con el otro sexo, al cual se considera como una totalidad. La persona “normal” en esta etapa adulta se caracterizaría por su capacidad para amar y trabajar con placer.

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