Internet of Things, ¿que significa?
Internet of Things, ¿que significa?
Partiendo del término inglés IoT - Internet of Things -, estamos envueltos de pequeñas redes y nuevas tecnologías que tienen un único propósito: conectar el máximo de objetos que nos rodean, entre ellos y nosotros.
Objetos conectados y ciudades avanzadas
Los primeros pasos en el Internet de las Cosas nos deja dos campos principales de acción. El objetivo final es que para el usuario sea transparente, que su entorno esté conectado y a la vez útil y aprovechable. El ejemplo más cercano del IoT está en el propio hogar, donde electrodomésticos, servicios o pequeños gadgets como las bombillas ya están conectados a Internet. El otro gran ámbito de acción del IoT es el de las ciudades avanzadas o Smart Cities.
El Internet de las Cosas se aprovecha para medir ciertos parámetros externos (ya sea temperatura, energía, actividad, luz, humedad, errores, etc.), de forma automática y sin la interacción del ser humano. Y que esos datos viajen a un centro de procesamiento para que se tomen las decisiones adecuadas en tiempo real. Por ejemplo, son muchas las ciudades que están implementando redes de sensores en multitud de puntos como alarmas, semáforos, alcantarillas, vehículos, alumbrado.
IoT dispone de una secuencia de capas, cada una encargada de una labor y que ha sido diseñada con eficiencia para cumplir su función. Desde la extracción de datos, su envío y recepción y posterior procesamiento para dar lugar a los resultados.
Procesadores
Uno de los requisitos del Internet de las cosas es que los dispositivos deben ser pequeños, y sabíamos que los procesadores tenían que cambiar respecto de lo que conocíamos anteriormente. No importa que sean sencillos o poco potentes.
Los procesadores de smartphones y su evolución de los últimos años, con el formato SoC ya establecido, han ayudado mucho.
ARM procesadores para IoT
Las soluciones de ARM cumplen con las expectativas: son pequeños y, aunque también poco potentes en comparación con otros chips del mercado, cubren con los requisitos planteados.
ARM tiene en el mercado un enorme catálogo de SoCs, en el que el producto más conocido son sus SoC de smartphone. Pero los Cortex-A no son los únicos y junto a ellos los Cortex-R y Cortex-M son ideales para dispositivos IoT. En ambos casos hablamos de procesadores RISC de 32 bits en los que, como siempre ocurre, ARM los diseña pero no los fabrica; son otras terceras compañías las que se encargan de esta fase.
Mientras que los Cortex-R se integran en dispositivos como discos duros o en industrias como la automoción, los Cortex-M son más conocidos debido a su utilidad en aparatos finales más cercanos al usuario. Por ejemplo termostatos, altavoces, hornos.
Aunque ARM es una importante pieza del mercado del hardware para IoT, no es ni mucho menos la única compañía existente. Otra gigante de este sector ha entrado, Intel tiene a Quark, su SoC para IoT presentado en 2013. Lo hemos visto en multitud de aplicaciones, con un concurso entre medias en el que se han ideado cosas como las camisetas con cámara, made in Spain. Eso sí, sus productos son aún prototipos en fase de desarrollo que necesitan tiempo para continuar creciendo, de forma que tendremos que seguirles la pista muy de cerca para ver cómo evolucionan.
Arduino, uno de los pilares del IoT actual
Junto a los fabricantes más clásicos también hemos vivido el nacimiento y posterior auge de un elemento de la tecnología que ahora es esencial para muchos, y que está íntimamente ligado con el Internet de las Cosas:
Arduino, adorado por la comunidad y basado mayoritariamente en procesadores RISC de Atmel, permite que casi cualquier persona con unos conocimientos básicos de electrónica y programación pueda diseñar e implementar sus ideas.
En este sentido gracias a Arduino se están creando múltiples iniciativas para satisfacer las necesidades del IoT, tales como sensores para el hogar, circuitos con control y gestión de cámaras de videovigilancia o incluso termostatos de tipo Nest.
Los sensores
El procesador y la plataforma se encargan de 'gestionar' la información, pero ésta debe venir de otro tipo de dispositivos: los sensores. Es el elemento hardware que interactúa entre nuestra tecnología y el entorno, capturando los datos que nosotros deseemos.
Antaño la electrónica estaba muy limitada a un ámbito casi puramente profesional, pero la llegada de Arduino ha permitido que cualquiera pueda hacer sus primeros pasitos.

Así es un sensor de luz para Arduino
Buscando en tiendas nos encontraremos con sensores táctiles, acelerómetros, de inclinación, potenciómetros, de humedad y temperatura, altitud, presión.
Si salimos del mundo Arduino, lo habitual es que muchas de las compañías detrás del IoT tengan la capacidad de diseñar y fabricar sus propios sensores, de forma que sus posibilidades son ilimitadas.
Comunicación de bajo consumo
Ya tenemos los datos almacenados en un pequeño ordenador, pero éste no es lo suficientemente potente como para poder procesarlos de forma rápida. ¿Qué hacer? Mover esa información a otro ordenador a través de algún canal de comunicación.
Y aquí hay dos vertientes. Muchos de los protocolos de comunicación tradicionales continúan vigentes en IoT. Hablamos por ejemplo de conexiones de red local vía Ethernet o de transmisión inalámbrica a través de conectividad móvil, según sean los requisitos en cada ubicación.
Por ejemplo, estas dos opciones son las contempladas por Vodafone e IBM en sus ciudades conectadas, donde las velocidades de conexión que permitirán los próximos protocolos, como el 5G, serán la base de la conectividad de largo alcance del IoT.
Pero también hay nuevos protocolos que han sido ideados pensando en el IoT y la comunicación de objetos entre ellos y a corta distancia. Un ejemplo es NFC o también Bluetooth 4.0.
Otra aplicación de IoT
Tarjetas RFID
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