Shenzhen, República Popular de China
Shenzhen, República Popular de China
Deng Xiaoping fue un político chino, máximo líder de la República Popular China, desde 1978 convirtió Shenzhen en la primera zona económica especial del país. Un experimento de la China del futuro, la ciudad era un pueblo de pescadores con 30,000 habitantes. Hoy, el censo oficial ronda los 12 millones. Una particularidad de la ciudad es que en Shenzhen casi nadie es de Shenzhen, la edad media ronda los 28 años. Hace 30 años, Shenzhen se convirtió en una ciudad de estilo occidental.
Eric Hu no imaginaba que hace tres años cuando fundó en Shenzhen, una start-up de drones llamada Swellpro sería entre los primeros en ver el potencial de una ciudad dedicada a los negocios de manufacturas tecnológicas. Considerado como uno de los mejores lugares para la innovación, Shenzen es la cuna de gigantes como Huawei, actual potencia mundial en smartphones. Otro gigante de Shenzen es Tencent, una de las mayores empresas de Internet del planeta, creadora de WeChat, el WhatsApp chino, con 1,000 millones de usuarios. Actualmente la ciudad cuenta con aproximadamente 8,000 empresas de alta tecnología. El sector aporta 40% a la economía de la ciudad.
Lo más impactante de la ciudad es su PBI, que se codea con el de Irlanda; la región incluye otras ocho urbes de China y las regiones especiales de Hong Kong y Macao, es equiparable al de toda Rusia. Según reportes del 2017. Shenzhen tiene una economía de US$ 491,000 millones se asemeja al PBI de Suecia.
Otra innovación que pone a la ciudad al tope del mundo
Sabido es el problema de la contaminación en las grandes ciudades, los gases que largan los vehículos automotores, la industria, las generadoras de energía, y todas las actividades que dan calidad y confort a la vida en una ciudad. China además tiene otro factor que también influye a empeorar esta situación, su cantidad de población, debido a todo esto el gobierno ha decidido a poner fin a esta situación.
Las autoridades de la ciudad de Shenzhen, China, confirman que iniciarán 2018 con uno de los proyectos más ambiciosos que se plantearon durante los ultimos años, cuando decidieron adoptar energías renovables para llegar al 2020 con un nivel aceptable de contaminación ambiental, el plan consiste en sustituir todos y cada uno de los autobuses a diésel de transporte público de la ciudad, y sólo usar autobuses eléctricos.
Autobuses eléctricos en las ciudades Chinas
Bajo una nueva ley aprobada el 2017, a partir de 2018 todos los autobuses que presten el servicio de transporte para pasajeros dentro de Shenzhen deberán ser eléctricos, por los que queda prohibido usar autobuses de combustión interna. Esta medida aplica tanto para los autobuses de servicio público como para aquellos privados.
Como es el gobierno el que quiere poner el ejemplo, 16.359 autobuses eléctricos, adquiridos en 2016, serán los responsables de dar el servicio público en la ciudad a partir del 1 de enero de 2018. Es decir, toda la flota de autobuses públicos de la ciudad será eléctrica. Con esto, Shenzhen espera reducir sus emisiones contaminantes en hasta 1,35 millones de toneladas de CO2 al año.
Este despliegue también contempla el estreno de 510 nuevas estaciones de carga y mantenimiento, además de 8.000 postes de recarga a lo largo de la ciudad. Los postes serán clave en la operación diaria de los autobuses, ya que servirán para cargar los vehículos a lo largo del día, dando autonomía para sus viajes con sólo enchufarlos dos horas. Además de los beneficios ambientales, el mantenimiento y uso de estos nuevos autobuses representará un ahorre en los costes de casi el 75% en comparación de los diésel, con lo que están garantizando mantener el precio de los viajes sin aumentos por hasta tres años más.
Este proyecto representó un gasto de 490 millones de dólares, los cuales se obtuvieron por parte de los subsidios del gobierno y las empresas responsables del montaje de la infraestructura eléctrica y la fabricación de autobuses. Además, Shenzhen aprovechó para anunciar que iniciarán 2018 con más de la mitad de las fabricas operando con al menos el 80% de energía renovable, siguiendo así con el plan de que en 2020 todas las fabricas usen exclusivamente este tipo de energía.
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